Así que no es ya que sigas albergando la esperanza y quieras seguir intentando convencerme. Aveces se hacen cosas absurdas que no tienen ningún sentido, como lo de esta mañana, porque dime, ¿ a santo de qué has dejado colgadas en la nevera de los transgénicos esas antiguas fotos de los antepasados niños de tu familia?. Francamente, si empezamos a tirar de anacronismos te citaré al famoso dramaturgo Shakespeare. ¿Recuerdas a Miranda, la joven e inmaculada Miranda que cae rendidamente enamorada, como fulminada por un rayo, de Fernando?. Aún así, es cierto que sabía jugar al ajedrez, pero ese detalle a estas alturas carece de importancia. Miranda tiene una visión de un prodigioso Mundo Nuevo y de una Humanidad espléndida de hermosas criaturas. Así que busca la belleza en tus congéneres como seres maravillosos y no como vástagos semejantes.
Y te lo vuelvo a decir, piénsalo detenidamente. ¿Quién querría hoy en día tener un solo padre o una sola madre? ¿Quién elegiría voluntariamente rendir cuentas ante una pareja de individuos, sufrir sus miserias, padecer sus anhelos?. Cuando se es producto de la humanidad entera, ¿puede haber algo más grotesco que hallarse encadenado a un linaje particular?.
Pero si de lo que se trata es de recrear la experiencia de verme embarazada, te vuelvo a repetir que la Colmena posee simuladores a prueba de cualquier anacronismo. Está a disposición de cualquiera que lo solicite las 24 horas del día de modo gratuito. Aunque sinceramente no te lo recomiendo. La estadística señala que el 95% de los usuarios de estos servicios, lejos de repetir, acaban necesitando asistencia psicológica vitalicia. Porque la dolorosa verdad, querido, es que no estamos preparados. No importa lo que creas o no, ni cual sea la fuerza de tu deseo. No sólo nos separan siglos de cultura y tecnología, sino porque, además, el mayor salto es el de la imaginación, y el embarazo es una fantasía agotada. Por mucho que insistas no puedes cargarla de significado. Desde hace más de doscientos años ya nadie puede. Aunque compres miles de manuales prehistóricos en librerías de lance, no lo conseguirás. Y eso es lo peor, ¿no, querido?. Sabes que ni siquiera será real, que lo tuyo más que una experiencia reveladora tendrá un olor a barraca de feria, un trasunto de experimento colegial. Por no mencionar el cachondeo generalizado que puede provocar tu excentricidad. Un hijo de verdad, ja, ja, agárrame que me da la risa, y eso ya no lo puedo tolerar.
He hecho todo lo posible para que esta relación prospere. He seguido todos los manuales. Cada año nos gastamos el dinero y vamos puntualmente al especialista, y ¿de qué me ha servido? . Cuando mis amigas me advirtieron que algunos de los de tu clase daban problemas no quise creerlo, pero ¿qué problemas?--les pregunté-- Al parecer a algunos sin que se sepa exactamente cómo, y por extraño que parezca, les aflora misteriosamente el instinto maternal --me respondieron.-
En todo caso, tú eras lo único que podía permitirme. Ahora han salido nuevos modelos corregidos, así que a ti supongo te reprogramarán. No, no llores. Para mi, querido, es mucho peor. Resulta, además, que tú eres mi tercera relación fallida. El primer modelo se acabó revelando como un androide fashion que me obligaba permanentemente a ir a la moda. Lo del segundo fue bastante peor; se manifestó como un psicópata celoso y tuve que desconectarlo de urgencia cuando ya había empuñado el cuchillo jamonero. He de confesar que contigo me sentía muy bien hasta ahora, pero esta tontería del hijo de verdad ha ido ya demasiado lejos, considerando que ni siquiera eres un hombre en sentido estricto. ¿Qué puedo decir?. Te echaré de menos. Más lo siento yo, querido, ójala pudiera yo también reprogramarme.