La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, la imaginación circunda el mundo
Albert Einstein
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Humildemente creo que la fantasía fue el primer gran hallazgo intelectual de los seres humanos. Que partiendo de preguntas que ahora nos parecerían infantiles, intentaban buscar las respuestas. Y es un hallazgo tan prodigioso que aún hoy no ha sido superado a pesar de la evolución, de las culturas, del progreso económico o de los avances científicos y tecnológicos de nuestro tiempo. Pensemos, si no, en el modo en que todas las tribus de la Tierra, desde América a Oceanía, desde Europa a África o Asia, respondieron a las preguntas de qué eran el Sol o la Luna; por qué aparecían y desaparecían en el cielo; qué eran la noche, las estrellas, las tormentas, el fuego, la vida, la enfermedad o la muerte.
Es sorprendente que todas las civilizaciones del planeta coincidieran en suplir su falta de conocimientos sobre la verdadera realidad que tanto les intrigaba, convirtiendo todo lo que les era desconocido e inexplicable en fascinantes y asombrosas fantasías, en puras invenciones de la imaginación, en apasionantes historias comprensibles por todos, generación tras generación, por muy ingenuas o absurdas que resulten hoy a nuestros ojos.
En esas primeras maravillosas fantasías el Sol no era una estrella, ni la Luna un satélite. Ambos eran los creadores del mundo, los dioses del universo, las temibles divinidades que regían a su antojo la vida y la muerte de los hombres.
A esta exaltación de la fantasía como primer gran acto de la genialidad humana, habrá quien oponga que no sea para tanto pues, al fin y al cabo, no se trató más que de una lógica reacción del hombre primitivo ante el asombro de lo desconocido.
Y sin embargo, es en esa insólita e ingenua atribución del carácter de divinidad al Sol o a la Luna, al trueno o al fuego, a la tempestad o al viento, donde se oculta la esencia misma del ser humano. Que donde no pudieron comprender crearon a los dioses. Inventaron a los dioses para que sean ellos quienes den sentido a nuestra existencia. ¿Acaso hay fantasía más prodigiosa en toda la historia de la humanidad? ¿Acaso alguien, algún artista, algún pintor, algún inventor, algún escritor, imaginó alguna vez un personaje tan extraordinario como esos dioses primigenios, capaces de crear a su creador? Porque los hombres de la prehistoria no se limitaron a decir que el Sol y la Luna eran dioses. También les atribuyeron el poder de la creación del firmamento, de las estrellas, de la Tierra, del aire, del agua, del bosque y las montañas, y de los hombres y mujeres que las habitaban bajo el dominio de la luz y los terrores de la noche. El ser humano crea a los dioses para que sean ellos quienes le infundan vida a él. ¿Acaso cabe una paradoja más hermosa y más fantástica? Yo creo que no.
Y el propio Einstein llegó a decir: "Cuando me examino a mi mismo y a mis formas de pensar llego a la conclusión de que el regalo de la fantasía ha significado más para mi que mi talento para absorber el conocimiento positivo". Si esto lo dijo un flamante y admirado Premio Nobel de física, imagínense ustedes lo que puedo llegar a pensar yo que soy una simple personita...aunque tan fantasiosa como la que más...